jueves 25 de abril de 2024
16 C
Buenos Aires

VIDA SANA

Hambre real versus hambre emocional: cómo aprender a detectarlo

La manera en que nos relacionamos con la comida resulta fundamental a la hora de mejorar nuestros hábitos y mantener una vida saludable. La nueva normalidad en la que nos vemos más tiempo dentro de casa, con acceso directo a alimentos no tan saludables y sin distinción de espacios, nos pone a prueba y nos invita a replantearnos cómo comemos. 

Sobre este tema conversamos con la Licenciada Maia Glejzer, Licenciada en Nutrición y Docente de la Universidad ISALUD, quien nos explicó de qué se trata cada una y nos dio herramientas para aprender a diferenciarlas.

HAMBRE REAL
“Este puede esperar, ya que aparece progresivamente. Se come por necesidad, se deja de comer cuando estás satisfecho, no desaparece si te distraes con otra actividad y no es exigente, es decir que podes ingerir cualquier tipo de alimento. Además, al finalizar de comer soles sentirte bien, ya que no hay sensación de culpa ni una ingesta excesiva o desmedida”, explicó.

HAMBRE EMOCIONAL
“Es selectivo, ya que cuando aparece suelen elegirse alimentos altos en azúcar y grasas, que liberan dopamina y generan placer. Si te distraes, en general puede desaparecer, pero se siente de repente y es urgente la necesidad de calmarlo y satisfacerlo. Está muy relacionado con las emociones, por eso es difícil de aplacarlo y generalmente es desesperante, sin sensación de saciedad, con pérdida de control, insatisfacción después de haber comido y sensación de culpa. El bienestar es momentáneo y la ingesta no responde a los horarios habituales.
¿Cómo hacer para “combatirlo” o aprender a lidiar con él?

Registro de comidas: Es una herramienta muy efectiva para detectar qué es lo que comemos, cuándo y cuánto. De esta manera, se toma mayor conciencia acerca de nuestra alimentación diaria y, en consecuencia, hará que hagamos mejores elecciones.
Acompañamiento profesional: La guía tanto de profesionales de la nutrición como el acompañamiento de psicólogos, resulta muy importante para poder detectar qué es lo que genera esa emoción que desencadena la ingesta excesiva con la consecuente culpa. A su vez, el paciente acompañado no sólo tendrá mejores herramientas sino que también tendrá un espacio de comunicación para poder expresar sus emociones y canalizarlas por otro medio. 

No pasar hambre: Respetar las comidas principales e incluir todos los nutrientes necesarios en cada una de ellas hará que nuestro organismo se encuentre satisfecho y no necesitemos “calmar el deseo” a partir de alimentos ultraprocesados que no nos otorgan ningún tipo de beneficio al organismo.

Reconocer cuándo es hambre real y cuándo no: Tomarse el tiempo de pensar qué es lo que se siente en ese momento y aprender a diferenciarlos es clave para combatirlo.

Te puede interesar