miércoles 24 de abril de 2024
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SALUD

Crean una red para la salud urbana en Argentina

La Universidad ISALUD, las defensorías del Pueblo de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, y la OPS/OMS impulsan la conformación de esa agrupación con el fin de instalar el tema de la salud urbana en las grandes ciudades.

La Red Argentina para la Salud Urbana (Redasur) comenzó a dar sus primeros pasos. Impulsada por la Universidad ISALUD, las defensorías del Pueblo de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), la agrupación abordará la problemática de la salud en las grandes ciudades, generará y compartirá conocimientos, experiencias y buenas prácticas, y aportará insumos para la puesta en marcha de políticas públicas.

De una primera reunión de conformación de la Red participaron representantes de las secretarías de Programas Sanitarios de la Nación y de Ambiente, como así también de las secretarías de Salud de seis partidos bonaerenses, y de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires (UBA). También se prevé la participación en la red de la Fundación Metropolitana, la Facultad de arquitectura y urbanismo (UBA), la CEPAL y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Durante la jornada, que tuvo lugar el 30 de agosto en la sede de ISALUD, el asesor en Salud y Ambiente de la OPS/OMS en Brasil, Diego González, presentó el trabajo en redes desarrollado en ese país, los lineamientos para el éxito de ese trabajo, las crisis y la sostenibilidad, datos que constan en el libro Gestión de Redes en la OPS/OMS Brasil, una herramienta de utilidad también a nivel local. 

De esta manera, la flamante Redasur podría convertirse en una red capaz de diseñar estrategias y hacer aportes a los gobiernos para que el futuro urbano sea más saludable. Y es que por primera vez en la historia, más del 50 por ciento de la población del planeta vive en ciudades. Y se estima que en el 2050 serán 7 de cada 10 personas las que residan en núcleos urbanos.

No obstante, los procesos de rápida urbanización de muchas ciudades no han sido acompañados de previas planificaciones acordes a las necesidades que se presentarían. Esto se traduce hoy en serios déficit de infraestructura  sanitaria, de servicios, de transporte o de viviendas dignas como también en el descuido ambiental, entre otras cosas.

Se calcula que uno de cada tres habitantes urbanos (es decir, unos 1000 millones de personas) viven en barrios de tugurios y asentamientos irregulares. Según las estimaciones del Banco Mundial, en 2035 las ciudades serán núcleos de pobreza predominantes. Entre los problemas de salud de la población pobre de las zonas urbanas se encuentra el aumento del riesgo de violencia, enfermedades crónicas y algunas enfermedades transmisibles como la tuberculosis y el VIH/Sida.

En las urbes se concentran desigualdades e inequidades, que muchas veces no son identificadas en su real medida debido a que quedan desdibujadas en los promedios de la ciudad.

A la falta de planificación del crecimiento urbano y sus consecuencias y a la concentración de la pobreza que presentan las ciudades, hay que sumarles como preocupación, los hábitos de vida poco saludables que se generan, donde el sedentarismo, la mala alimentación, la vida acelerada y el stress, se suman a las consecuencias en la salud de la vida urbana.

Problemas sociales de salud como la violencia, las adicciones o las lesiones, sumados a la mayor cantidad de factores de riesgo de enfermedades no transmisibles y a los mayores riesgos asociados a brotes epidémicos, son también temas cruciales para tener en cuenta en la planificación urbana y en el diseño de las políticas publicas.

El entorno urbano tiene un impacto directo en la salud de los habitantes. El hacinamiento facilita la proliferación de enfermedades infecciosas, los hábitos de vida poco saludables traen más riesgo de padecer enfermedades no transmisibles crónicas, como la diabetes, el cáncer o las cardiopatías, entre otras.

En ese sentido, es importante pensar y actuar en el presente, evaluando los déficit y los errores como experiencia, para garantizar en el futuro un crecimiento urbano saludable y más equitativo.

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