viernes 29 de marzo de 2024
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SALUD

Así es la inyección para adelgazar: ¿Quién puede usarla?, ¿es efectiva?, ¿tiene contraindicaciones?

Saxenda es el nombre comercial de este medicamento inyectable que también se usa para tratar la hepatitis tipo 2.

La obesidad es una enfermedad metabólica que ha crecido considerablemente y que continúa incrementándose de forma alarmante durante los últimos años en nuestro país, llegando incluso a adquirir proporciones epidémicas. En España, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), los datos de prevalencia en adultos es del 22,9% y de sobrepeso del 39,4%. Los datos epidemiológicos en edad infantil española (estudio ALADINO) muestran una elevada prevalencia, presentando un 45,2% exceso de peso del cual el 26,1% corresponde a sobrepeso y el 19,1% a obesidad.

El primer paso para poder acabar con la obesidad es ser consciente del problema y buscar la ayuda de un profesional para cambiar nuestros hábitos alimenticios y en estilo de vida. Es decir, una dieta equilibrada pero hipocalórica y la realización de deporte al menos cinco veces por semana. Pero hay pacientes a los que no les basta con esto y necesitan una ayuda extra. Ahí es donde aparece Saxenda, un fármaco aprobado en España en 2016 y que puede beneficiar a las personas con sobrepeso y obesidad que cumplan una serie de requisitos. En primer lugar, el deporte es una actividad innegociable en este tratamiento para adelgazar, sin él los fármacos no tendrían efectividad.

Este fármaco inyectable está destinado a personas con un Índice de Masa Corporal superior a 30 mayor o de 27 si además tiene alguna patología asociada a la obesidad. La obesidad va aparejada a otros problemas de salud como la diabetes, la enfermedad cardiovascular o el cáncer entre otros, y las líneas terapéuticas deben integrar una ingesta hipocalórica, la implementación de ejercicio físico, conductual y farmacológico.

¿Cómo funciona la inyección para adelgazar?
Saxenda estimula la liberación de insulina, activa y acelera la sensación de saciedad y reduce la liberación de glucagón, con lo que se elimina uno de los principales problemas de cualquier persona que quiera perder peso, el hambre.

Si además, la inyección ralentiza el proceso de vaciado gástrico tras una comida, alarga la sensación de saciedad y retarda la absorción de glucosa. Este primer paso es fundamental, pero deben seguirle otros. La alimentación debe ser saludable, en la que hay que evitar los alimentos grasos y precocinados y en la que deben tener un papel predominante las frutas, verduras y el pescado. Y la tercera pata y no menos importante es el entrenamiento deportivo, que no tiene por qué ser del alta intensidad. Con caminar media hora durante cinco días a la semana podría ser suficiente. Si el tiempo y la intensidad son mayores, los resultados serán mejores.

Cristóbal Morales, vocal de la SEEDO, explica a La Sexta que la inyección “es una indicación médica que está dando buenos resultados porque actúa sobre los mecanismos de apetito y saciedad y conseguimos inhibir el apetito en aquellos pacientes que tienen mucha ansiedad por la comida”.

“La inyección es una ayuda muy eficaz porque la clave no está solo en bajar de peso sino en mantenerlo para ganar salud. Esto, unido a una dieta sana e individualizada y a la práctica de ejercicio físico, podremos ayudar a los pacientes no solo a perder peso sino también a mantenerlo”, aclara.

Uno de los aspectos que hay que tener en cuenta es que la bajada de peso debe ser paulatina y estable para evitar el tan temido efecto rebote. “Es importante trasmitirle al paciente la importancia de contar con un equipo especializado e integral, que es por el que nosotros apostamos: el paciente debe estar motivado y aplicar los tres pilares fundamentales de la pérdida de peso: dieta, ejercicio y medicación en el caso de necesitarla”, indica Morales.

De momento, ni Saxenda ni otros fármacos de ese tipo están financiados por la Seguridad Social, por lo que los pacientes deben afrontar el gasto a pesar de ser un problema de salud pública que afecta a personas de todas las edades. de hecho, el año pasado se aprobó su uso en personas de entre 12 y 17 años con obesidad.

La obesidad tiene fundamentalmente, tres complicaciones: mental (por el estigma que supone muchas veces este exceso de peso); mecánica (tiene complicaciones articulares y metabólicas, ya que es un factor de riesgo importante para otras patologías como la diabetes tipo 2 o diferentes patologías cardiovasculares. También y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad es una factor de riesgo que aumenta el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer: endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon.

Alto coste
Como ya hemos dicho anteriormente, la inyección hay que administrarla con una periodicidad diaria. Suele ponerse en la zona abdominal, en la cara interior de los muslos o en la parte superior de los brazos. Lo recomendable es que la inoculación se haga siempre a la misma hora y que se haba bajo supervisión médica. Eso sí, el precio no está al alcance de todos los bolsillos porque tiene un coste de 283 euros, lo que ha hecho que prolifere su venta en el mercado megro, donde puede adquirirse por unos 100 euros pero sin las garantías médicas que ofrece el sistema nacional de farmacología.

Por larazon.es

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