Se suele hablar de depresión en muchas etapas de la vida: en la adultez mayor, en las mujeres después del parto o cuando ingresan en la menopausia. Durante este año y en medio de una nueva normalidad, aumentaron significativamente los casos de este desorden del cual se habla mucho pero se sabe poco. La Licenciada en Psicología y docente de la Universidad ISALUD María Laura Santellán (MN 18841), nos explica bien de qué se trata, cómo y por qué se presenta y cómo se puede tratar.
“A la hora de definirla clínicamente, es un desorden psicopatológico que se presenta en algún momento de la vida sin mayor distinción entre infancia, juventud y adultez. Puede tener un carácter endógeno, es decir que se da por características neuroquímicas como el decrecimiento de neurotransmisores que tienen que ver con el bienestar psicológico, por lo tanto, responde muy bien a la medicación idónea. A su vez, se caracteriza por manifestar un estado de ánimo bajo, una ideación acerca del presente, del futuro y de sí mismo con un carácter altamente negativo. Las personas refieren comenzar con una ideación muy penetrante de un carácter extremadamente negativo, mostrando baja autoestima, sensación de incapacidad e inhabilitación para las tareas que realizaban antes de comenzar con el desorden e inclusive, si bien su incidencia es mayor en la adultez, los pacientes refieren estar distintos frente al mundo y ellos mismos, sin los mismos recursos emocionales que antes. Además, también puede presentarse con altos niveles de ansiedad, mostrando el paciente también la ideación persistente y automática de carácter negativo, desinterés sexual, inhibición y disminución notoria del apetito o también aumento del mismo”, indica.
En referencia al no tratamiento de este tipo de cuadros, la profesional manifiesta que las recaídas suelen ser frecuentes: “Este tipo de situaciones puede desencadenaron un desorden cíclico que hace que por temporadas los pacientes comiencen con recaídas y el posterior proceso de recuperación. Por eso es muy importante el tratamiento interdisciplinario que reúna las características de intervención a nivel psicoterapéutico y farmacológico. La psicoterapia que ha demostrado mayor eficacia es la cognitivo-conductual y lo que podemos saber acerca de ella es que muchas veces es un desorden que una vez que está bien tratado puede no volver a presentarse”.
Consultada acerca de los factores desencadenantes, la docente manifestó: “Generalmente tiene un factor que lo precipita y este puede ser alguna situación relacionada con duelo, alguna vivencia de abandono traumática y relacionada con la pérdida. Aunque también hay factores predisponentes como la falta de vida social, los excesos de trabajo, el burnout o cansancio súbito y, por supuesto, condiciones como la vivida durante este año en aislamiento que han ocasionado una pérdida significativa de aquellos factores que sostienen y ayudan a mantener un buen estado ánimo, como el contacto con el aire libre, la realización de actividad física y la socialización”.
Otro factor fundamental a tener en cuenta en relación al tratamiento y la detección temprana, es la edad en la que comienza a manifestarse. Sobre este tema, la profesional expresó: “En cualquier edad, la depresión es un cuadro que debe ser abordado con tratamiento adecuado porque genera riesgo en cuanto a la salud psicofísica, existen riesgos de intentos autolíticos, de acción suicida y además produce un deterioro significativo de la calidad de vida de los pacientes, tengan la edad que tengan. Un cuadro de depresión es posible de encontrarse en cualquier etapa y debe ser atendido con el mismo nivel de gravedad. No debemos confundir tristeza con depresión, porque esta última tiene que tener ciertas características de angustia, ansiedad y estado de ánimo bajo que sea significativo y convierta a la situación en algo notoriamente diferente al estado anímico que presentaba el paciente antes de empezar con el cuadro”.
Por último, Santellán indicó la importancia de saber que la depresión no es un cuadro único sino que muchas veces vamos a tener sintomatología comórbida, que persiste junto con otros síntomas, por ejemplo con los ataques de pánico: “Todo debe ser abordado de una manera integral e interdisciplinaria. Además, hay un componente neuroquímico muy determinante que es el descenso de ciertos neurotransmisores que están asociados al bienestar psicológico, como la dopamina y la serotonina. Por lo tanto, esto puede ocurrir por un desbalance hormonal (lo que lo hace muy común durante la menopausia o el posparto). Este último es muy recurrente y debe ser atendido porque ataca el vínculo materno-filial, lo perturba y deteriora, por eso debe ser considerada altamente tóxica para la mamá y debe ser tratada inmediatamente por el equipo médico que la atiende, el cual tiene que tener en cuenta la posibilidad de estos cuadros”, culmina.
