viernes 26 de abril de 2024
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SALUD

Violencia dentro de los hogares: cómo detectarla y pedir ayuda a tiempo

La nueva normalidad que estamos atravesando y nos mantiene más tiempo dentro de nuestros hogares, revela comportamientos producto de la convivencia a las cuales debemos prestarle atención. 

La Licenciada Sandra Hiriart, Licenciada en Psicología y Directora del Curso de intervenciones interdisciplinarias en violencia familiar y de género de la Universidad ISALUD, nos explica por qué se dan este tipo de situaciones y cómo podemos hacer para poder pedir ayuda a tiempo.

“Considero que aún no hemos evaluado lo suficientemente la magnitud de los cambios que el impacto de la pandemia ha significado tanto hacia el interior de las familias como de nuestras comunidades. Apenas estamos empezando a conocer la punta del iceberg de lo que ha ocurrido durante estos meses en el ámbito privado de los hogares”, explicó. Además, resaltó la importancia de poder analizar lo sucedido para poder adaptarse a una nueva normalidad, no sólo fuera sino dentro de los hogares: “Se nos presenta el desafío de una reorganización familiar, que en muchos casos será integral. Se han modificado roles, tiempos, tareas, y por supuesto los ingresos económicos. El desajuste de todas estas variables necesariamente lleva a un esfuerzo de adaptación y  a nuevos contratos de convivencia, que además, deben llevarse a cabo en un clima de incertidumbre, en donde al cuidado habitual de los integrantes de la familia, se agrega un incremento del cuidado higiénico y además el aislamiento social. Este último tema, no es un tema menor, ya que en las situaciones de violencia en la familia, una de las cuestiones más importantes es encontrar la posibilidad de romper el aislamiento, atravesarlo, para solicitar ayuda”.

Por otra parte, la profesional diferenció aquellos casos donde ya existía violencia intrafamiliar: “Lo que se estuvo observando es que cuestiones como permanecer en casa al cuidado de los hijos, agregando la tarea del acompañamiento de la educación formal en el hogar, adicionando el trabajo externo a lo privado, alejados de las redes sociales personales, y en situación de encierro, produjo un incremento de la indefensión en la mujer y los niños que recrudeció la violencia. De igual modo ocurrió y ocurre con las personas mayores, el retiro de todo contacto social e incluso sanitario al que habitualmente concurrían o recibían en casa, tuvo como efecto una mayor exposición al riesgo de violencia. En este momento comienza a verse, que a este panorama se agregó además la enfermedad e incluso fallecimiento de seres queridos por Covid como factor estresor.  Tenemos mucho trabajo por delante para acompañar estos cambios”, explicó.

Con respecto a las actitudes a las que se debe prestar atención, la licenciada destacó que, en el caso de las mujeres que han sido en este periodo de pandemia las que solicitaron ayuda en mayor cantidad a los servicios telefónicos, debemos prestar atención a todo aquello que tiene que ver con el avance del control del otro sobre su persona: los celos, la medida de sus tiempos, la revisión de sus objetos personales, de su indumentaria, de su celular, de sus amistades, del contacto con su familia, de su modo de hacer y sentir la vida. “Las actitudes de la persona agresora están dirigidas siempre a controlar al otro por múltiples medios para dominar la relación. El ejercicio de la violencia física, el golpe, no es más que un refuerzo de ese control, que en los casos más extremos llega hasta el femicidio”, manifestó.

PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN

Una de las cuestiones básicas en que la profesional considera debemos poner el acento es la educación en la igualdad de derechos: “En la medida en que varones y mujeres puedan crecer con el pensamiento de que el otro o la otra tiene el mismo derecho que yo, a la educación, a igual remuneración laboral, a la crianza de sus hijos, a la libertad de expresarse, a pensar y decidir por sí mismo, vamos por buen camino”, explica. “Luego hay cuestiones más particulares, que tienen que ver con cambios más profundos y culturales que van a la raíz de muchas de nuestras ideas, como la sobrevaloración del amor romántico, de la unidad familiar, de la familia como fuente de todo afecto y felicidad. Eso tal vez llevará mucho más tiempo, pero ya está en las agendas de muchos movimientos que entienden que los vínculos pueden y deben nacer desde un pie de paridad”, culminó.

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