sábado 20 de abril de 2024
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SALUD

Dormir mal afecta el rendimiento escolar

En esta nueva realidad que estamos viviendo como sociedad, los niños se han visto afectados en múltiples aspectos. El aislamiento, el miedo y las obligaciones han reconfigurado sus rutinas.

En este contexto, distintos profesionales han evidenciado un aumento en las consultas por parte de los padres de jóvenes en período escolar manifestando problemas para conciliar el sueño, para mantenerlo y por dormir menos de 9 horas, que es el tiempo de descanso recomendado para este grupo etario. ¿Pero es realmente preocupante que no tengan un buen descanso? 

Para poder entender las consecuencias, es necesario saber que los adolescentes poseen ciertas particularidades del sueño que difieren a la de un adulto: suelen cansarse más tarde con lo cual, la necesidad de sueño suele postergarse para alrededor de las 23 hs; poseen grandes cambios en la rutina diurna y de sueño durante los fines de semana (aún en cuarentena). Sumado a lo anterior, atraviesan distintos cambios hormonales que pueden afectar su descanso.

“El sueño cumple una función restauradora tanto física y psicológica, especialmente necesaria en este contexto donde estamos expuestos a un elevado nivel de estrés”, afirma Pablo López, Director Académico de Fundación INECO y especialista en sueño, quien sostiene que en cuanto a la educación “Un buen descanso cumple un rol central en la consolidación de aprendizajes y de la información novedosa, con lo cual dormir mal afecta la atención, la concentración, la flexibilidad cognitiva y todas aquellas habilidades que son clave para el aprendizaje.”

Asimismo, se ha puesto nuevamente bajo la lupa los horarios escolares: tanto en las escuelas como bajo la modalidad home schooling, las rutinas del colegio obligan a los jóvenes y niños a levantarse temprano. Esta metodología está en estudio en diferentes países, ya que algunos estudios realizados indican que comenzar la rutina más tarde podría mejorar su rendimiento físico y mental.

Para poder revertir las distintas consecuencias de la privación del sueño como son la somnolencia, la disminución del rendimiento, las alteraciones del estado de ánimo y  un posible descenso de motivación y creatividad; los profesionales recomiendan acompañar a los más chicos a que no realicen en el dormitorio actividades incompatibles con el sueño como comer, estudiar y usar dispositivos electrónicos.

“Es normal que algunos jóvenes posterguen el estudio hasta altas horas de la noche para poder concentrarse mejor, pero esta elección termina afectando el rendimiento al día siguiente. De la misma manera lo hace el uso de dispositivos móviles y electrónicos durante las últimas horas de la jornada, incidiendo directamente en la correcta conciliación del sueño.”, afirma Pablo López.

Paralelamente, se sugiere regular el horario de sueño-vigilia -considerando las particularidades de este ciclo vital- así como también, realizar actividades tranquilas en las horas cercanas a irse a dormir y programar de manera eficiente las tareas escolares, encontrando un equilibro con las actividades extracurriculares y sociales.

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